Vuelvo a casa caminando de puntillas, no vaya a ser que se despierten los poetas.

3 jun 2014

Abre los ojos



Voy a arrancarte el miedo a bocados
y lo voy a escupir por la ventana.

Ven, asómate conmigo; tengo buena puntería, caerá sobre la cabeza de alguien (un calvo, tal vez, o una señora con la permanente recién hecha) y nos reiremos un rato.

Cierra los ojos un momento; voy a desabrocharme los botones de la blusa, de abajo arriba, como el ascensor al que me subo para buscar la gloria de tu infierno.
Espera, no mires todavía, también tengo que bajarme la cremallera del corazón, o saco de sentimientos (por eso de que suele llevarse golpes), llámalo como quieras. Ahora está desnudo, sin bufanda, puede resfriarse en cualquier momento. Los corazones no entienden de estaciones (meteorológicas quiero decir, de las otras un poquito sí), ni de cambio climático, ni de terminar de ducharse y salir al balcón en diciembre con el pelo mojado; son las palabras y alguna que otra mirada las que pueden provocarle una pulmonía. Cuídalo, sería horrible que te estornudara en la cara.

Contigo me dan ganas de salir de casa con el corazón descalzo porque sé que no se clavaría ninguna piedra y saltaría todos los charcos.

No suelo tener las cosas claras, más bien acostumbran a tener el color del suelo de un vertedero y la luz del baño compartido de un motel a las afueras de una ciudad de la que todos quieren irse. Pero cuando te acercas se escucha a un dios gritar “hágase la luz” y me siento como la acera de la avenida de los puticlubs y los casinos un sábado por la noche; todo el mundo busca alguien que le haga sentirse así.

Te miro como quien no quiere la cosa.
Ni la persona.
Como quien quiere el animal.
Como quien quiere perder el control, levad el ancla y dejarse llevar por la corriente de los mares del sur, hasta llegar a una isla desierta o impactar de cara contra la pared rocosa del acantilado adonde van a morir las sirenas: me da igual si es contigo.

Esto es la guerra,
pero nosotros llevamos el uniforme del mismo bando: piel desnuda y corazones acojonados.
Abre los ojos, estamos ganando.

6 comentarios:

Rafael dijo...

Quizás todos debiéramos abrir los ojos y ver todo eso que tan correctamente señalas en tus letras.
Un abrazo y feliz martes.

Anónimo dijo...

Que carrera estudias?

fantasma dijo...

ojalá se ganase siempre.

Lucía V. dijo...

El final me ha dado un escalofrío. Genial, Nerea, me ha encantado.

Patty dijo...

Ese es el uniforme del amor ;) besitos preciosaaaaaaaaa :*

Anónimo dijo...

Impresionante, enserio, como de costumbre Nerea.