Vuelvo a casa caminando de puntillas, no vaya a ser que se despierten los poetas.

26 jul 2013

Bailo bajo la ducha

Qué oscuras son las noches
cuando se tienen las piernas cerradas.

Me acerco al muelle mojado,
en el agua se reflejan las nubes
y toda la miseria de
las camisas que nadie rompe.

El cantante se terminó fugando
con una musa adicta
a los chupitos de tequila.

Hay más rojo en los semáforos
que en muchos corazones.
Veo amor en los pasos de cebra.
Sexo cuando anochecen los adoquines.
Aullidos de cláxon.

Niños jugando con balones pinchados
ignoran que al crecer sigue el mismo juego,
pero lo que está pinchado
son los corazones.
Y los teléfonos.

Si tú me dices ven,
lo dejo todo en un baúl, por si acaso,
-también las luces encendidas-
y corro.
Miro hacia atrás
porque es bonito ver cómo la mierda se aleja.
No tropiezo.
Pies desnudos.
Carmín en los puños cerrados.

Me hago grande;
el país de las Maravillas
es una pensión con una recepcionista
en manicura constante,
cucarachas en la escalera
y condones en la cartera.
Me hago pequeña,
y mi niña interior
escribe un poema en la puerta del baño de un bar.
Dibuja un corazón y con las llaves lo destroza.
Pide la cuenta,
de propina deja el verde de sus ojos
y la dirección de sus caderas.

Ya no puedo hacer nada
si en la agenda se me olvidó anotar
que urgía el olvido.
En vez de tachar los días
me pongo un vestido rojo.

Si quiero romanticismo
bailo bajo la ducha, que es una lluvia preciosa.

5 comentarios:

Rafael dijo...

Versos anárquicos de una juventud desenfrenada.
Un abrazo y feliz tarde.

Patty dijo...

Pero que bonitooooo, me arrancaste una sonrisa enorme con tu primer párrafo Nerea, para luego derretirme con tus letras... gracias por tu apoyo... besos ♥

Amapola Azzul dijo...

Muy bonito. besos.

Elendilae dijo...

Bailar con los ojos cerrados bajo el agua calentita... Placer absoluto. :) Eso es amor para nuestro cuerpo. Si es que en el fondo somos todos unos románticos.

Noelia dijo...

Esta claro que el termino de rockmántica te viene al pelo, porque vives la vida al límite, sin edulcoraciones y tonterías absurdas de bohemios o melancólicos, pero no dejas de ver las cosas que guardan esos pequeños enormes detalles que nos regalan tanto la vida como las personas que la viven.