Vuelvo a casa caminando de puntillas, no vaya a ser que se despierten los poetas.

29 oct 2013

Salto mortal

Casi te enamoras.
Menos mal.


Ir de puntillas alrededor de un corazón acojona más que bordear la cornisa de un edificio en plena noche de tormenta, en camisón y descalza.
Si te caes dentro de la sístole, estás perdido.
Si te cuelas en la diástole, estás jodido,
que es lo mismo que perdido pero suena más malhabladamente bonito.


Luego están los que no se conforman con rodear de puntillas un corazón,
también se ponen a bailar en la cuerda floja que lo cubre.
Malditos valientes que saltan sin miedo a caer rendidos a unos pies llenos de pulseras.
No ven el riesgo,
o no lo quieren ver.


Y todavía más loco hay que estar para cerrar los ojos mientras giran sobre sí mismos, abren los brazos y corren directos a las vías.


Llenan el pasaporte de poemas, canciones y mensajes cursis para que no les arrolle el tren.


Dan saltos mortales
para sentirse más vivos que nunca.


Todo eso dentro de una caja torácica que muerde.


Y caen.
Caes.
Caigo.
Te cuelas en la sístole.
Desembarcas en la diástole.
Y llamas hogar a un par de pulmones que no has visto en tu vida.
Ahora resulta que una respiración que no es la tuya te mantiene con vida.


Puede ser.


Lo llamas hogar, he dicho.
Esa casa tiene un sofá cojonudo, el más cómodo.
El microondas calienta bien. Y hasta las cuerdas de tender están rectas.


Entonces llega un día en el que la radio hace demasiadas interferencias, los cuchillos no están bien afilados, la lavadora te ha encogido la camiseta de tu grupo favorito -esto es lo peor de todo, ¿eh?-, y la luz del comedor ilumina poco; muy, muy poco. Se estrellan los vasos, los platos, la escalera de incendios -la mejor salida- desaparece.


El amable oxígeno de tus pulmones adoptados
te
ahoga.
Les salen brazos que se ensañan sobre tu cuello.


Y hay que SALVARSE.


Pero salir de ahí es como atravesar una trituradora de papel.
Aunque no hay trituradora, sino costillas.
Y no eres folio, sino piel.


Te van -me van- a dejar bonico -bonica-.

5 comentarios:

Nereidas-andresdeartabroblogpost,com dijo...

No serás Feiraco , ¡Pero eres la leche!
Besos.

Rafael dijo...

Se puede explicar de muchas formas pero me quedo con la tuya, porque al final llevas de la mano con una sonrisa.
Un abrazo.

Amanecer Nocturno dijo...

Como en Los amantes del círculo polar, leyéndote sólo pienso en: "¡Venga valiente! salta por la ventana".

Un saludo.

Patty dijo...

Un poco, bastante, casi alocado no??? jajajajaj besos linda :*

Mária dijo...

'Hay que salvarse'.
La putada es cuándo no sabemos como hacerlo.
Se despeja el cielo y se nubla el corazón en http://albordedetucama.blogspot.com/
M.