Vuelvo a casa caminando de puntillas, no vaya a ser que se despierten los poetas.

31 oct 2013

El otoño viaja en asientos rojos de autobús

Acabo de pasar por tu casa,
que es más paraíso que casa.
Donde un Adán que no es Adán
pinta al óleo a una Eva que no es Eva,
pero que sí está desnuda.

He llegado a mi casa
y he puesto encima de la mesa
un montón de noches en otra ciudad;
calles nuevas por las que se camina
entusiasmado con un poco de miedo
acariciando cada adoquín.

Qué atractivo es el miedo.
Y qué necesario saltarse
los no-voy-a-ser-capaz.

Ya casi es invierno
en los autobuses de interior.
Es la época de olvidarse
los guantes y las bufandas
en algún asiento.
De repartirnos el frío
entre todas las miradas.
De buscar el calor del motor,
o el de una libreta.
Nunca pulso el botón para solicitar parada
porque el conductor nunca pasa
por la rotonda
que tienes
entre la boca y el tatuaje del hombro;
y yo sólo quiero bajarme ahí,
que es lo que más cerca de casa me pilla.

Un hombre sube dos ruedas
de su coche a la acera,
sale y mira hacia arriba.
Luz roja en el parking.
Lleno.
Si quiere puede aparcar
en mi corazón, le sugiero.

Hay una chica con una mochila de los Rolling
comprando una bolsa de viaje.
Las bolsas de viaje son
para huir lejos,
las maletas son de ida y vuelta,
como los billetes feos de tren.

Te he visto escribir
y todavía no quiero cerrar los ojos,
¿y si arrastro tus frases con los párpados?
Quita.
Y tú, por favor,
no respires mientras sujetas el lápiz,
no quiero que se te vuelen las rimas
en un golpe de aliento huracanado.

6 comentarios:

Rafael dijo...

Seguro que las rimas no se volarán y permanecerán en suspenso y atentas hasta acabar de leer tus versos.
Un abrazo.

Elendilae dijo...

Ais... ¡quiero escribir como tú! :)

Me encanta cada verso, cada imagen, y cada palabra...

Besos.

Noelia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Noelia dijo...

Tienes una manera de escribir que haces que para el lector le resulte imposible no sentirse parte de la historia que lee... eres increible

Patty dijo...

Hasta parece que alguien te guía la manita al escribir linda Nerea jajajaj que belleza cuando conjugas las palabras :* besossssss

Mária dijo...

El calor de una libreta..
Sin duda es el papel el que a muchos nos hace sobrevivir a los inviernos (y a lo que no son inviernos).
Se despeja el cielo y se nubla el corazón en http://albordedetucama.blogspot.com/
M.