Vuelvo a casa caminando de puntillas, no vaya a ser que se despierten los poetas.

6 nov 2013

Vacío con hielo

He dejado notas
en parabrisas
de furgonetas blancas.

He escondido declaraciones de amor
-o algo así-
entre las hojas
de libros que descansaban
en áticos abuhardillados.

He colgado pancartas
en portales
de casas donde una vez dormí
con el aire acondicionado puesto
y el corazón valiente.

Me solté el pelo.
Me lo recogí.
Me lo soltaron.
Una vez fueron las manos del monte,
del frío,
de los caminos llenos de piedra
que llevaban a casa.

También me tocaron
los labios de la pintura,
por todas -y en todas- partes.
Su mejor época fue cuando nevaba
y las habitaciones estaban llenas
de acento vasco y caballetes.

Después se me rasgó el lienzo del corazón
y toda la música
hablaba de Luisiana.

Me he subido a trenes,
de asientos incomodísimos,
que nunca descarrilaban
en clavículas que quisieran dormir
bajo mi barbilla.

Perdí autobuses
por no perderme a mí misma,
y aun así todavía no sé muy bien
adónde va a parar lo que escribo.

He comprado en tiendas de segunda mano
para salvar un poco
a todo lo que para el resto del mundo
ya no era útil,
a ver si así me salvaba yo,
pero siempre me va a parecer atractivo
el amor de noche de verano.

He bebido de vasos
llenos de vacío con hielo.

He arrojado tazas a paredes de papel
que se manchaban de café
y me daban las gracias.

Y aquí sigo:
escribiendo con los ojos cerrados,
como cuando se besa de verdad.

4 comentarios:

Rafael dijo...

Exquisita lectura de unos versos y una vida.
Un abrazo.

Lapislazuli dijo...

Un poema lleno de enseñanzas
Estupendo
Abrazos

Patty dijo...

Una rebelde.... cuantas cosas has hecho wowwww!!! besitos preciosa :*

Mária dijo...

A veces el hielo es la clave. Lo que acompaña. Lo que nos acompaña.
Me secuestran estrellas en http://albordedetucama.blogspot.com/
M.