Habitamos en mundos oníricos envueltos en sábanas blancas, rojas y negras. Nos movemos casi a cámara lenta entre colchones, cojines y almohadas. Encima de las estanterías dejamos olvidadas las medias y los calzoncillos. Ropas interiores olvidadizas y muy decorativas. Los marcos de las fotografías nos sacan la lengua envidiosos por ser nosotros, y no ellos, los que recuadran la escena perfecta. Un atardecer a plena mañana. Un amanecer rugiendo a las tres de la madrugada sobre una barba insomne. Aderezamos el invierno con toques de calor propios de un agosto pegajoso y precioso. Este mes de enero nos pide a golpe de viento unos cuantos grados más. Buscamos el sudor en las mantas del sofá, en baños de agua hirviendo, en desnudeces compartidas. Compartimos suspiros, estribillos, uñas rotas, sueños y desvelos. De las agujas de los relojes se nos descuelgan carcajadas, el tic-tac nos suena lejano, las horas no entienden de mordiscos. Ni de habitaciones con olor a sexo.
9 comentarios:
El frío, enero, se pasa mucho mejor en compañía ;)
...Y por supuesto, "las horas no entienden de mordiscos..."
Un abrazo y feliz día.
Y yo??? mirando la televisión.... grrrr
jiji besos :*
Simplemente no se que va a ser de nosotros el día que no escribas una entrada, porque de verdad tus textos son la ventana perfecta para desconectar del mundo y dejar que el viento te abrigue ;)
Me encanta Nerea!! Palabras acertadas y poesía que me hacen sonreír :))
Aw,
las habitaciones con olor a sexo si que entienden de horas.
De muchas.
Las habitaciones, el escenario perfecto.
Y aquí otras hablando de las miserias de estar single, jajajaja!
Bravo! Envidia, pero de la cochina.
Magnífica descripción de deseos incontrolables. Un beso :)
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