El objetivo de mi cámara conoce el secreto que se esconde en cada uno de sus lunares, en cada una de las constelaciones que forman sus lunares. De verdad, su piel es un lienzo increíble. Me quedaría a vivir en el borde de sus antebrazos si pudiera. Me duermo apoyada en sus rodillas mientras miro al techo pensando en la suerte que tiene mi lengua por poder humedecer sus caderas. Por mucho que busque, por mucho que indague y busque, jamás encontraré nada parecido a la belleza de sus dedos llenos de pintura dibujando una espiral invisible rodeando mis muslos. La distancia entre su barba y mis pestañas es solo de una película, o de un zumo de naranja a medio exprimir, o de un "buenos días, bonita", o de un rugido oportuno. Le adoro cuando me mete los goles por la escuadra, o por el cartabón. Sin duda, es el hombre perfecto para sacudirme las legañas y los bostezos a golpe de orgasmos en cada amanecer. Apagamos los despertadores y las alarmas de los móviles con tintineantes miradas que invitan al desnudo. Sabe convertirnos en auténtica arma poética.
6 comentarios:
Todo pasión lo que sale de tu pluma. Magnífico texto. Un beso :)
¡Qué suerte tiene tu protagonista!, ¡Ojalá dure eternamente ese sentimiento!
Una brazo y feliz día.
Desde que te leo me encanta la anatomía ;)
Hasta yo me estoy enamorando jajajajajaj besitos preciosa Nerea =)
: )
pfff es que creo que escribes de tal forma y nos haces sentir tanto, que luego al comentarte no sabemos muy bien que decir ni que palabras usar para expresar tanto de verdad....
La última frase mortal, encantarme es poco...
Publicar un comentario