Vuelvo a casa caminando de puntillas, no vaya a ser que se despierten los poetas.

26 nov 2013

Vitaminas

Lo que era impensable
aparece de repente
y te da un golpe en las narices
diciéndote aquí estoy, no haberme tentado.

Y te ves esperando
cada uno en una parada;
sin perder tres autobuses porque sí,
sin besaros,
sin dar cartas con un pie dentro
y el otro todavía en la acera.

Y ya no hay Madrid,
ni coche al lado de la playa,
ni buenas noches,
ni mejores buenos días.
Ni tampoco hay quedamos-esta-tarde
o me-muero-por-escucharte-te-llamo-en-cinco-minutos.

No se ha salvado nada.
Todo por los suelos.
Huracán arrasándome el verano.

Y qué feo
es ahora
llegar pronto a casa.

He comprado naranjas,
he hecho zumo,
pero esas vitaminas no me sirven.
¿Y las vitaminas del amor?
Estaban en las canciones,
en una voz de madrugada
en los callejones.
Pero ya se han ido.

Éramos poesía y música,
imagínate.

Y ahora sólo dos habitantes
de la misma ciudad
que se han desconocido muy bien.

Él en su noche;
yo en la mía.
Y el rock and roll
en la de los dos.

5 comentarios:

Rafael dijo...

"...éramos poesía y música..."
Me quedo con ese verso que actualizo: "...somos poesía y música..."
Un abrazo y feliz día.

Anónimo dijo...

Quizá sea que al amor también se le van las vitaminas.
Triste y bonita. La entrada.

Óscar Sejas dijo...

El desamor arrasa con todo, quitándote de repente el mundo que siempre se construye en una relación.

Volver al mundo de siempre, desvitaminado y veloz es duro. Yo no sabría describir esas sensaciones mejor.

Salud

Anónimo dijo...

"Y ahora sólo dos habitantes
de la misma ciudad
que se han desconocido muy bien."

De todo el sendero de versos que has dibujado, me quedo con estos pasos, con ese final: se han desconocido muy bien.

Saludos

Patty dijo...

Que pena Nerea, tan bien que la pasábamos verdad? :(

besos :*