Vuelvo a casa caminando de puntillas, no vaya a ser que se despierten los poetas.

24 nov 2013

Café para 300

Yo,
que disfrutaba con el invierno
igual que los niños
disfrutan quitándose
la cola blanca de los dedos
cuando hacen manualidades.

Yo,
que encendía chimeneas
y me sentaba delante
a no echarte de menos
y a escribirte de más.

Yo,
que no pasaba frío
en diciembre.
Y subía a los tejados
de todas las casas
donde miran la televisión sin besarse,
porque estaba por encima
de los románticos de ahora.

Me he caído
y tirito con la manta de cuadros
cubriéndome las espaldas.

El fuego me congela.

Mi suéter de lana
baja la guardia.
Voy prácticamente desnuda
tapada hasta el cuello
castañeando los dientes
por una calle donde una vez
callé a besos contigo.

Tengo las manos cortadas
por quitarme los guantes
para escribir
cada vez que veo a alguien
que tiene tu mismo corte de pelo
o esos pantalones ajustados
que fueron trinchera y refugio.
He gastado 20 bolígrafos
y sigo sangrando.

Qué domingo es la vida
cuando no me cantas.

Todas las mañanas
paso una eternidad de media hora
sentada delante del armario
pensando qué ponerme
ahora que no me vas a desnudar
ni por dentro ni por fuera.

Hago café para 300,
que son los fantasmas que has dejado
por los pasillos de casa.
No hacen ruido,
pero me dejan sorda.

Tengo que vaciar los cajones,
empezaré por el de mi pecho.
Y terminaré por el de mi mesita de noche,
donde tengo las cartas
que me escribías cuando éramos verano
y te despertabas pensando en verme.

Reprodúcete en mí, olvido.
Y quédate a vivir para siempre
en el hueco que dejen sus piropos
-si es que se van algún día-.

7 comentarios:

Rafael dijo...

Preciosos recuerdos.
Un abrazo.

Ximo Segarra "ACAPU" dijo...

Ese es el más difícil de vaciar, el cajón del pecho, pasa a veces que un@ cree haberlo dejado bien limpito pero... uf, la de rincones que esconden nuevas añoranzas... :)

También puede pasar que en el frenesí de la limpieza se tire también a la basura el propio cajón, y nos quedemos sufriendo un vacío mucho más inmenso.

Pero, en fin, siempre puede ponerse un@ manos a la obra y construir un nuevo cajón, más bonito si cabe que el anterior :)

Bueno, ya ves, me pongo a divagar a partir de tu poema :)

Yo solo quería decirte que acabo de conocer tu blog y tus versos, que me ha gustado leerte y que, si no te parece mal, volveré.

Un abrazo

Noelia dijo...

Guauuu.. podré parecer repetitiva, pero este texto es increíble, éste especialmente me parece precioso.
"He gastado 20 bolígrafos
y sigo sangrando"
Supongo que un poco de eso, claro esta cada uno a su manera, nos pasa a todos los que encontramos nuestro refugio en las letras

Chelo dijo...

Una maravilla de poema con unas figuras preciosas.
Un abrazo.

Óscar Sejas dijo...

El olvido a veces, está cargado de recuerdos.

Casi se puede sentir el frío en los versos.

Cuídate.

Anónimo dijo...

Magia sangrante... no destaco ningún verso en particular, tan solo me quedaré a tomarme un café más... Creo que me acabo de volver adicto a tus poemas... Bonita es la forma, precioso el contenido.

Cuídate lo justo para no dejar de escribir.

un saludo.

Rita dijo...

A mi me ha encantado ese "Qué domingo es la vida
cuando no me cantas"
Para mí los domingos son días sin gracia, ni blancos ni negros, días vacíos. Y cuando uno está triste y le han roto el corazón, se siente vacío, como los domingos. Días neutros. Días para borrar en el calendario.
Me encanta cómo escribes. Te lo diría más de 300 veces ;-)