Me esperarás
en la puerta del restaurante
tomando el
sol y un vaso de vino
vistiendo
camisa blanca y quizá un sombrero
de pie junto
a una silla de mimbre
sujetando un
cigarrillo que mancharé de pintalabios después de saludarte.
Giraré la
esquina del taller de guitarras
en dirección
contraria al viento.
Me verás
aparecer
ya sin
bufanda
sin abrigo
sin bloques
de hormigón bajo los zapatos
caminando
por la superficie de este mar de callejones antiguos
con el
flequillo alborotado
y una
mochila llena de poemas colgada del hombro derecho.
Te miraré
como quien mira su libro favorito de la infancia
recién
sacado de una caja de cartón
recuperada
del fondo del desván
junto a
viejos cuadernos de notas y recetas de cocina.
Me rodearás
con tu brazo
y me sentiré
inmortal
sabiendo que
ése será mi mejor cinturón de seguridad.
No tengo un
bólido de color rosa
ni aviones
con los que recogerte a la salida del trabajo
ni siquiera
tengo bicicleta
pero creo
que podemos llevarnos bien con el "paso a paso".
Volveremos a
encontrarnos
justo a
tiempo
mortales y
decididos
con las
manos preparadas para cualquier fuego.
4 comentarios:
Mortales y decididos, me gusta eso!
Precioso encuentro.
Un abrazo.
Todas mis sonrisas para este post el día de hoy Nerea...... mencantóooo :* muaaaaaaaa
Muy lindo el poema.
Publicar un comentario