Me siento al sol
en la mecedora.
Los versos se balancean.
El viento tararea algo
en mi pelo.
El mismo viento que mueve
la ropa tendida en tu terraza.
El temor se adormece.
La adrenalina y las ganas de luchar
se despiertan,
sin legañas en los ojos.
Sobre las tejas apiladas
cae una hoja seca de moral.
Otoño hace de las suyas,
y de las mías.
Y de las nuestras, claro.
A los árboles les sobra la ropa;
yo me abrigo con poesía.
A lo lejos
suena una canción
que viaja en un coche;
se enreda en el volante
y en las manos fuertes
de quien conduce.
1 comentario:
"...En el maletero descansa inquieto el piolet y en una bolsa los crampones se revuelven anhelando romper los crujidos del hielo. La nieve espera en las montañas a que vaya a romper su manto virginal en este día..."
Un abrazo.
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