Sé que no soy la única que
piensa en una persona
en vez de en un edificio
cuando alguien dice "volvamos a casa".
El día que te conocí
tuve claro que ya nunca me faltaría refugio para la lluvia.
Adiós a las pulmonías
adiós a los abrigos mojados y a los dientes temblorosos en las esquinas.
Desde aquel día tengo claro que las chimeneas son mucho más que leña ardiendo.
El día que te conocí nació el mundo.
Desperté como si me hubiese clavado una aguja en el dedo
pero con el dolor placentero de quien está cosiendo la ropa de quien ama.
Aquel día noté al viento colándose en un portal y lo seguí.
Hay muchísimas goteras
pero juntos hemos aprendido a construir barcos.
Me dan igual las grietas.
No me importa que las puertas cierren fatal y se cuelen los gatos.
Qué más da si se nos cae el techo encima
o el grifo del agua caliente escupe lagos del norte.
Tampoco necesitamos que los espejos del baño estén intactos
mientras yo tenga tus ojos y tú tengas mis manos.
En esta casa ya no hay fantasmas.
He entrado derribando las rejas de la ventana
sin mirar el correo porque lo urgente es tocar,
no hay que dejar la caricia en el buzón
ni atar al beso en el pomo de la puerta de entrada con una correa.
Gastamos el dinero en libros y cuerdas de guitarra
anteponiendo el arte (que es alimento y luz) a la comida y a la electricidad
como auténticos bohemios
flacos y felices.
Bailo descalza en tu jardín
pisando todas las flores
llenándome de barro
asustando a las hormigas.
Me miras apoyado en la valla de madera
vienes corriendo
bailas conmigo
y me convierto
para siempre
en una yonqui de tus pisotones.
Tengo un refugio con nombre propio y tabaco de liar.
en vez de en un edificio
cuando alguien dice "volvamos a casa".
El día que te conocí
tuve claro que ya nunca me faltaría refugio para la lluvia.
Adiós a las pulmonías
adiós a los abrigos mojados y a los dientes temblorosos en las esquinas.
Desde aquel día tengo claro que las chimeneas son mucho más que leña ardiendo.
El día que te conocí nació el mundo.
Desperté como si me hubiese clavado una aguja en el dedo
pero con el dolor placentero de quien está cosiendo la ropa de quien ama.
Aquel día noté al viento colándose en un portal y lo seguí.
Hay muchísimas goteras
pero juntos hemos aprendido a construir barcos.
Me dan igual las grietas.
No me importa que las puertas cierren fatal y se cuelen los gatos.
Qué más da si se nos cae el techo encima
o el grifo del agua caliente escupe lagos del norte.
Tampoco necesitamos que los espejos del baño estén intactos
mientras yo tenga tus ojos y tú tengas mis manos.
En esta casa ya no hay fantasmas.
He entrado derribando las rejas de la ventana
sin mirar el correo porque lo urgente es tocar,
no hay que dejar la caricia en el buzón
ni atar al beso en el pomo de la puerta de entrada con una correa.
Gastamos el dinero en libros y cuerdas de guitarra
anteponiendo el arte (que es alimento y luz) a la comida y a la electricidad
como auténticos bohemios
flacos y felices.
Bailo descalza en tu jardín
pisando todas las flores
llenándome de barro
asustando a las hormigas.
Me miras apoyado en la valla de madera
vienes corriendo
bailas conmigo
y me convierto
para siempre
en una yonqui de tus pisotones.
Tengo un refugio con nombre propio y tabaco de liar.